Recientemente hemos visto en la prensa nacional diversas opiniones sobre las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en materia tributaria. Muchos las aplauden y no es para menos porque fueron muy atinadas.
Es cierto que necesitamos un sistema tributario más simple y necesitamos ampliar las bases para aumentar las recaudaciones. El tema es ¿cómo hacerlo? Pues bien, talvez sea momento de la tan esperada reforma fiscal que todos esperan desde agosto de 2016, a pesar de que no hubo cambio de gobierno. Sólo que ésta vez la reforma debe ser real, integral e involucrar ciertos aspectos de la vida nacional como la educación, por ejemplo…
En mi opinión, un sistema tributario debe ser equitativo, es decir, que trate y alcance a todos por igual. En este país cada vez hay más negocios formales e informales que de una u otra manera buscan no pagar impuestos, ya que en la verdad de los hechos no se recibe a cambio los servicios públicos para los cuales contribuimos, o bien, si se reciben se nota deficiencia en los mismos.
Entonces la reforma fiscal debe contemplar un ajuste en la percepción del pueblo sobre cómo se utiliza el dinero que entre todos aportamos. Además, debe crear conciencia cívica en los ciudadanos para que conozcan tanto sus derechos como sus deberes dentro de los cuales recae el pago de impuestos, claro está, de manera justa y equitativa.
Por otro lado, hay que observar el gasto público. En una economía familiar cuando los salarios de los padres no alcanzan pueden suceder varias cosas: o uno de los hijos empieza a trabajar para aportar en la casa (crea una nueva fuente de ingresos) o bien los padres recortan del presupuesto los gastos menos prioritarios para evitar el endeudamiento continuo.
Lo mismo pasa con una tarjeta de crédito. Si todos los meses haces pagos inferiores a lo debido y además continúas usándola (creando más deuda) llegará el momento en que no podrás pagarla (caes en default si fueras un país) y tendrás que hacer acuerdos de pago mientras te suspenden los créditos.
Entonces, volviendo a nuestro país, ¿hasta cuándo vamos a estar emitiendo nuevas deudas? ¿Cuándo vamos a entender que debemos reajustar el gasto público? ¿Cuándo vamos a dejas de hacer presupuestos que exceden la proyección de las recaudaciones?
Seamos realistas, nuestro problema no son solamente los impuestos o las recaudaciones, es un todo que parte por parte necesita arreglarse. Como ciudadanos debemos crear conciencia y como funcionarios hay que darle al pueblo la confianza de que nuestro dinero se utiliza adecuadamente para el bien común.
No es necesario crear nuevos impuestos, lo necesario es perseguir a los evasores, es necesario crear tasas más bajas para que más gente se incline a pagarlas, si no lo creen recomendaría volver a estudiar la Curva de Laffer.