En mis reflexiones sobre los problemas del país siempre termino concluyendo que el problema nace en un factor común: la educación. La educación de un país se nota en la capacidad de agregar valor, ya sea a través de industrias o en la prestación de servicios, se nota en el tránsito, en la productividad laboral de las personas, en la economía…
Por ejemplo, en una comparación de los países con mejor calificación en el informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y los países que aparecen en la tabla de Tráfico Global de INRIX que muestra los países con peor tránsito, resultó que los países con puntuaciones por encima del promedio no aparecen en la lista de países con peor tránsito, como por ejemplo Singapur, Japón, Australia y Suiza. Por el contrario, los países con puntuaciones por debajo del promedio como Rusia, Italia, Mexico, Brasil y Luxemburgo, aparecen como parte de la lista de los 15 países con peor tránsito.
Asimismo, al comparar el informe PISA con los países en donde los empleados son más productivos, tales como Alemania y Francia, éstos se encuentran por encima del promedio o dentro del mismo, respectivamente.
La educación es un tema preocupante en un país como el nuestro en donde se quiere resolver problemas tratando de corregir los daños colaterales. Es como si te medicaran por un dolor de cabeza cuando en realidad el problema es que tienes presión arterial alta o no has comido.
Si queremos generar un cambio, desarrollarnos como país y ser más competitivos, no podemos conformarnos son seguir el mismo esquema de siempre, que nos mantiene estancados y en “zona de confort”. Nuestras industrias no se pueden echar de brazos cruzados por tener un producto “bueno” sin considerar que el mercado hace tiempo no se limita a nuestras fronteras. Compites con el mundo y allá afuera hay industrias que cada día invierten en investigación y desarrollo de productos para mejorar su propia calidad. No podemos confiarnos ni conformarnos. Tenemos que generar un cambio de raíz, que nos haga pensar fuera de la caja, tenemos que fomentar más al sector industrial, la producción, porque esas son las actividades que nos hacen alejarnos del subdesarrollo.
Si queremos ser competitivos, tenemos que producir profesionales más productivos, mejores preparados y para eso se necesita un sistema educativo que realmente se enfoque en lo necesario. No se trata solamente de los estudiantes, a los maestros y facilitadores de hoy en día, que crecieron y se formaron bajo el mismo esquema actual, hay que reforzarlos. ¿Cómo van a dar algo que no tienen? Como país tenemos la oportunidad de crecer, de desarrollarnos, pero para ello hay que hacer conciencia y dejar de aplicar parches y enfrentar el verdadero problema: la educación.