Médicos e impuestos: dos palabras que rara vez van juntas

En diversas conversaciones he escuchado el sentir de las personas con relación al tema de los honorarios médicos: “que cobran muy caro y no cogen seguro”, “que no te quieren dar recibo”, “que solo cobran en efectivo”, son de las quejas más comunes. Recuerdo también un proyecto de ley parecido al de los gastos educativos, pero enfocado al tema de la salud, es decir, que las personas podían deducirse los gastos médicos al final del año y obtener un reembolso de sus impuestos. Ese proyecto no progresó.

Hasta ahora, la clase médica y las personas físicas en general estaban fuera del foco de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII). La razón es simple: la relación costo beneficio de perseguirlos y cobrarle impuestos no era factible. Había que disponer de muchos recursos para obtener un monto relativamente bajo de recaudaciones. Muchas de las personas que trabajan por cuenta propia y que están sujetas a las retenciones del 10% del Impuesto Sobre la Renta quedaban con saldo a favor al presentar su declaración jurada anual.

Esa situación dio lugar a que las personas empezaran a aprovechar la “falta de control” para reportar sus declaraciones sin que las mismas fueran revisadas por las autoridades fiscales, estando las mismas llenas de irregularidades, que hoy hacen que la relación costo beneficio de fiscalizar a las personas físicas sea más atractiva, pues la DGII está reclamando impuestos de manera retroactiva.

La DGII, en cumplimiento con su facultad de fiscalización se ha interesado en la clase médica el cual resulta un nicho interesante por varias razones:

  • La clase médica y las personas físicas en general ahora están en el foco de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII)

    Muchos no están afiliados a las compañías aseguradoras, por lo que no es posible aplicarles la retención del 10% correspondiente y determinar, a partir de ahí, sus ingresos totales.

  • En el caso de los seguros que permiten la opción de reembolso, la mayoría solo reembolsa el 90% del gasto médico, con lo cual quien termina pagando el impuesto del médico es el paciente. En esos casos la retención no se reporta a la DGII y, por tanto, se dificulta el control sobre los ingresos declarados por los médicos.
  • La mayor parte de sus ingresos son en efectivo. Todos sabemos que las operaciones de venta en efectivo son muy difíciles de controlar. Se asemejan mucho al sector informal.

Si hago mucho hincapié en las retenciones es porque ese, precisamente, es el principal mecanismo que tiene la DGII para cruzar los datos de los contribuyentes y verificar la confiabilidad de los datos reportados cuando presentan sus declaraciones.

Con la clase médica y las personas físicas en general, la DGII tiene una tarea difícil, aun cuando ya tiene la potestad de poder revisar los datos bancarios. Tal vez sería momento de retomar el proyecto de ley aquel para que todos paguemos de manera justa. Ya es momento de alcanzar a aquellos que tradicionalmente no pagan sus impuestos de manera íntegra. Tal vez así aumente la dichosa presión tributaria y, táchenme de soñadora, pero tal vez así podamos tener una tasa de impuesto más baja. Es decir, en la medida en que más personas paguen impuestos, las recaudaciones son mayores sin necesidad de aumentar las tasas del impuesto.

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